Octubre 5, 2016 Creemos Temas Oracion, Creemos Para las Familias- Oraciones y reflexion
Javier Orozco, OFS, PhD es teólogo, educador y líder católico. Presentemente, él sirve como director ejecutivo de asuntos interculturales e interreligiosos en la Arquidiócesis de St. Louis.
Como pueblo hispano y como comunidad católica, el caminar juntos es algo que valoramos y practicamos. Desde muy pequeños en nuestras familias, nuestros padres nos enseñan a ser personas de convivencia y amistad. De igual manera, en nuestras tradiciones religiosas y de espiritualidad cotidiana buscamos brindar la hospitalidad y ser mejores testigos de la caridad cristiana.
Significado de ecuménico
Entre nuestras enseñanzas católicas, nos preocupamos por forjar actitudes y conductas que cultiven un espíritu de solidaridad. Como ya lo demuestra el Vaticano II, nuestro deseo de caminar juntos es verdaderamente inclusivo: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres [y mujeres] de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo. Nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en su corazón” (Pastoral, Gaudium et Spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 1).
Así es nuestro discipulado en Cristo, repleto de deseos y esperanzas por un acompañamiento mutuo y sincero que nos lleve a una comunión más palpable y visible. Es decir, en nuestra identidad como seguidores de Cristo buscamos la comunión y la cooperación con nuestros hermanos y hermanas. Y es necesariamente esta apertura a los demás la cual nos transforma en instrumentos de unidad cristiana para nuestro mundo actual. Juntos, también, reconocemos que nuestro ecumenismo o nuestra labor por la comunión visible en Cristo, no es algo que se da simplemente por voluntad humana, sino que requiere de la gracia de Dios.
Más aun, como pueblo peregrino sabemos bien que nuestros esfuerzos humanos son limitados. Como nos lo señala el evangelio, a veces nos dejamos llevar por nuestros propios intereses y orgullo: “Juan dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que hacía uso de tu nombre para expulsar demonios y hemos tratado de impedírselo porque no anda con nosotros’. Jesús contestó: ‘No se lo prohíban, ya que nadie puede hacer un milagro en mi nombre y luego hablar mal de mí’” (Marcos 9, 38-39).
En estas palabras de Jesús, podemos ver cómo nuestro caminar ecuménico no tiene nada que ver con la competición o con las pretensiones. Es en el nombre de Jesús donde nuestras identidades como diversas comunidades de fe encuentran la comunión verdadera. Es precisamente nuestra identidad cristiana la que nos une en la misión común de construir el reino de Dios. Como católicos, ortodoxos, luteranos, metodistas, bautistas, evangélicos, todos/as somos llamados a seguir los pasos de Jesús, para así poder ser testigos vivos del amor de Dios hacia todos los pueblos.
En las palabras del decreto sobre el ecumenismo, Unitatis redintegratio, encontramos esta misma visión y este compromiso por la unidad: “El verdadero ecumenismo no puede darse sin la conversión interior. En efecto, los deseos de la unidad surgen y maduran de la renovación del alma, de la abnegación de uno mismo y de la efusión generosa de la caridad. Por eso tenemos que implorar del Espíritu Santo la gracia de la abnegación sincera, de la humildad y de la mansedumbre en nuestros servicios y de la fraterna generosidad del alma para con los demás” (7).
Con humildad y sinceridad acerquémonos a Dios y compartamos su palabra y ejemplos a nuestros hermanos en Cristo. Descargue la Estampa de oración Oración del Padre Nuestro y compártalas en su hogar.