Septiembre 2, 2015 Creemos Para las Familias- Oraciones y reflexion, SP Catequesis - Adultos, SP PD - Adultos
Viajando en un avión hacia Brasil alguien se me acercó y me preguntó:
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¿Qué haces para ganarte la vida?
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Soy un comunicador y conector de Cristo; llevo a las personas a un encuentro con Dios. Mi propósito es conectar a un mundo que desesperadamente necesita ser conectado a la fuente de la vida eterna. Le contesté
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Él me mira y dice: “¡Ahhh! ¡Eres un Orador Motivacional!”
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¡No! Le respondí
Hay una diferencia entre la motivación y la inspiración. Quisiera tomar este tiempo contigo para hablar un poco sobre esto que para mí es de vital importancia. En un mundo inundado de oradores motivacionales, me parece que cada vez que enciendo la televisión, radio y/o la computadora hay alguien motivándome para que sea rico, pierda peso, compre algo, viaje, cumpla mis sueños, etc.
Jesús no vino a motivarte, aun cuando el ser motivado no es algo malo, quizás es algo que no necesitemos, pues la motivación no es suficiente para lograr tu propósito, si así lo fuera Jesús solo hubiese venido a motivarnos. Pero comencemos definiendo lo que es motivación e inspiración:
“Motivación: es la acción y efecto de motivar”.
En la psicología se suelen distinguir dos tipos de motivaciones en función de dónde se origina el estímulo: motivación intrínseca y motivación extrínseca.
- Motivación Intrínseca
En la motivación intrínseca la persona realiza una actividad por incentivos internos, por el propio placer de realizarla. Está relacionada por lo tanto, con la autosatisfacción personal y la autoestima. Por ejemplo, hay personas que realizan ejercicio físico porque disfrutan de ese tipo de actividad.
- Motivación Extrínseca
En la motivación extrínseca, el estímulo o incentivo que mueve a una persona a realizar una actividad viene dado de fuera, es un incentivo externo y no proviene de la propia tarea. Funciona a modo de refuerzo. Por ejemplo, cuando una persona realiza ejercicio físico no por el mero hecho de disfrutar haciéndolo, sino más bien por motivos que envuelven una respuesta de la sociedad a su actividad física.
“Inspiración: es la ilustración sobrenatural que Dios transmite al ser humano para escribir o realizar un trabajo”.
En efecto, en Génesis 2:7, Dios inspira en Adán para darle vida y así convertirlo de un ser sin vida a un ser viviente, en otras palabras para llevarlo de simplemente existir a vivir. Es por esa razón precisamente que no podemos solo vivir de ser motivados, necesitamos desesperadamente ser inspirados por el soplo divino, sobrenatural y creador de Dios.
Normalmente la motivación tiene el fin de beneficiar al motivado y no tiene como resultado ser de bendición para los demás. Como antes lo he mencionado, este no es siempre el caso, pero por lo general las motivaciones son personales y estas son las que nos llevan a actuar; sin embargo estas no serán suficientes para mantenernos y mucho menos podrán producir frutos dignos de Dios, ya que carecen de un factor muy importante: el desprendimiento por el bien del prójimo. Jesús no murió para salvarse, sino para salvarnos. ¡Actuar como Jesús nos llevará a inspirar a los demás!
Una persona motivada escribe un libro o un blog para vender algo, para atraer más personas o generar más likes a sus redes sociales, pero el que escribe por inspiración lo hace porque tiene algo que decir, algo que le quema por dentro y no puede respirar hasta soltar lo que Dios ha depositado en él. Bien lo decía el profeta Jeremías:
“Sin embargo, si digo que nunca mencionaré al Señor o que nunca más hablaré en su nombre, su palabra arde en mi corazón como fuego. ¡Es como fuego en mis huesos! ¡Estoy agotado tratando de contenerla! ¡No puedo hacerlo!” (Jeremías 20:9)
¡Este era un hombre inspirado! Necesitamos más hombres y mujeres inspirados y llenos del aliento de Dios, pues sin el aliento solo seremos huesos secos, motivados, pero sin fuerzas para llegar a la meta. ¡Motivados, pero sin propósito! Recordemos lo que dice Dios al profeta Ezequiel acerca de los huesos secos:
“Entonces Dios me dijo: Llama al aliento de vida. Dile que yo le ordeno que venga de los cuatro puntos cardinales, y que les dé vida a estos huesos muertos. Yo le repetí el aliento de vida que Dios me ordenó decirle, y el aliento de vida entró en los huesos. Entonces los huesos revivieron y se pusieron de pie. ¡Eran tantos que parecían un ejército!” (Ezequiel 37:9-10)
¡Ser motivado no es malo, pero no es suficiente! Ser motivado te lleva a reconocer tu necesidad de cambio, pero sin la inspiración de Dios solo podrás pensar, querer, planear, pero para llegar y cumplir tus metas necesitarás ser inspirado. Mi oración es: que hoy Dios sople sobre tu vida, tu familia y tu cuerpo.
¡Espero que este blog te motive, pero aún más, que te inspire! ¡Créelo!