Parece mentira que ya estamos a una semana de empezar la Cuaresma. Solo han pasado cinco semanas del año y de repente nos damos cuenta que estamos entrando en el Tiempo de la Cuaresma. No hemos terminado de recoger las decoraciones de Navidad, quizás muchas nunca se recojan. Tenemos tantas cosas que hacer y el tiempo está pasando tan rápido que quizás es mejor dejar todos los adornos puestos, parece que no tenemos tiempo para nada.
Pero bien, la Cuaresma es el tiempo en que se nos pide detenernos, dejar atrás todo agobio, afán. Ahora tenemos cuarenta días para empezar otro tipo de peregrinaje, uno que nos lleve a la reflexión, en cómo podemos acercarnos más a Dios y a los demás, cómo aprender a ser más como Jesús y a centrarnos un poco en las cosas, yo diría, más importantes. Este peregrinaje empieza el Miércoles de Ceniza.
Al iniciar la Cuaresma, el Miércoles de Ceniza, se nos signa con las siguientes palabras: “Polvo eres y en polvo te has de convertir”. ¿Qué significan estas palabras para usted? Para mí el polvo es algo que puede volar fácilmente, que ahora está aquí y al rato puede que no, que no tiene mucho peso y así nosotros, nuestras vidas, como el polvo pasan rápido. En la Cuaresma se nos da la oportunidad de meditar en nuestro caminar hacia la tierra prometida, por eso se nos invita al arrepentimiento. Este peregrinaje nos prepara para encontrarnos con el Señor Resucitado, el destino de nuestro paso por esta vida. Este Miércoles de Ceniza y en toda la Cuaresma pensemos un poco en lo efímero de nuestro peregrinaje en esta Tierra.
No comprar café o helado, doblar el costo y poner el dinero en la colecta del domingo.
Hacer un examen de conciencia todas las noches durante la Cuaresma.
Rezar por alguien que no me caiga bien.
Limpiar el clóset y donar las ropas que ya no uso.
Hacer un vía crucis todos los viernes de la Cuaresma.
Leer y meditar en las lecturas dominicales antes de la misa.
Llegar temprano a la iglesia para que antes de la misa pueda pasar un rato a solas con Jesús en el Santísimo Sacramento.
Empezar cada día de la Cuaresma meditando durante cinco minutos.
Dejar de ver una hora de TV y dedicarla a llamar por teléfono a algunas personas que están solas, o visitar a un enfermo.
Antes de responder con desagrado, respirar hondo y hablar con serenidad.
Dejar de comer algo que me gusta mucho una vez
por semana.
Ayudar en un trabajo social de su parroquia, la sociedad de san Vicente de Paúl, la cocina popular, limpiar la iglesia, etc.
Comer juntos en familia por lo menos una vez a la semana.
Rezar en familia al empezar el día.
Finalmente, descargue la Estampa de oración Quédate conmigo y pásela a todos los que están dispuestos a celebrar esta Cuaresma.