Octubre 2, 2015 Creemos Temas Oracion, Creemos Temas Santos, SP Recursos - Oracion, SP Temas - Santos, SP Temas - Valores y virtudes
Por: Victor Valenzuela
Es probable que al leer este artículo de blog estén muy emocionados por la visita del papa Francisco a los Estados Unidos. Los días de esta visita están cerca al día en el que celebramos a san Francisco de Asís cuyo nombre él tomó como Papa. El 3 de octubre es el día en que falleció san Francisco de Asís y el día en que celebramos su vida y su espiritualidad. Esa espiritualidad es marcada por su gran énfasis en la misericordia. Al igual que su santo onomástico, el papa Francisco se ha dedicado a una espiritualidad y una teología de la misericordia. Incluso el Papa nombró el siguiente año litúrgico 2016 como el año del jubileo de la misericordia. Un año del jubileo que solo se celebra cada 50 años según la tradición bíblica. Hace 50 años que el segundo concilio del vaticano marcó su clausura. Unos de los temas que surgió después del concilio fue la divina misericordia. Este tema unifica al pontífice y a la vida del santo de Asís.
San Francisco fue una persona que tuvo una profunda conversión en su vida de riqueza y opulencia y se dedicó a los pobres y los indefensos. Hay una gran cantidad de historias de cuando Francisco dejó todo lo que tenía y se lo entregó a los pobres. La frase del evangelio que más me hace recordar esta situación es la de Mateo 16:24 donde dice: “Luego Jesús dijo a sus discípulos: si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía, la encontrará”. Parece ser que san Francisco escuchó estas palabras y se dedicó a dar misericordia a los que menos tenían en este mundo.
El papa Francisco ha escrito una encíclica, Laudato si’, que está basada mayormente en la teología y la espiritualidad de san Francisco. Incluso la primera frase de la carta es de una alabanza de san Francisco en latín que dice “Laudato si’, mi’ Signore” que se traduce como “¡Alabado seas, mi señor!” En esta carta el Papa habla de nuestra responsabilidad de cuidar nuestra madre Tierra, o sea, nuestra casa común. El planeta, dice el santo padre que necesita de nuestra atención porque estamos destruyendo lo que Dios nos ha dado. El número 59 de esta carta nos dice el santo padre que los humanos estamos alimentando nuestros “vicios autodestructivos”. Para salvar al planeta y al ser humano el Papa nos recomienda que veamos la vida de san Francisco, dice el papa en el número 66, “Como resultado, la relación originariamente armoniosa entre el ser humano y la naturaleza se transformó en un conflicto. Por eso es significativo que la armonía que vivía san Francisco de Asís con todas las criaturas haya sido interpretada como una sanación de aquella ruptura. Decía san Buenaventura que, por la reconciliación universal con todas las criaturas, de algún modo Francisco retornaba al estado de inocencia primitiva. Lejos de ese modelo, hoy el pecado se manifiesta con toda su fuerza de destrucción en las guerras, las diversas formas de violencia y maltrato, el abandono de los más frágiles, los ataques a la naturaleza”.
San Francisco y el papa Francisco están de acuerdo en que las criaturas más frágiles necesitan de nuestra misericordia. Además, todos necesitamos del amor de Dios a través de la reconciliación. Porque solo la reconciliación nos puede traer la sanación de nuestra armonía con el planeta, con nuestra familia humana y sobre todo con nuestra relación con Dios padre. Este 3 de octubre donde nos acordamos de la vida de san Francisco, es una buena oportunidad para empezar nuestra sanación y reconciliación para llegar a esa divina misericordia.
