Hace unos años atrás recibí un catálogo de Navidad que mostraba un grupo de muñecos de nieve vestidos como la Sagrada Familia. El anuncio que acompañaba la imagen prometía que el trío restablecería el verdadero significado de la temporada. Los apodé la "Sagrada Familia regordeta".
Supongo que tener adornos que al menos hacen referencia a Jesús, María y José podría considerarse parte de la verdadera razón de la Navidad, pero las figuras de nieve parecían sobrepasar los límites. Lo que falta, sobre todo, es la realidad de la Sagrada Familia. Ellos no eran personajes ficticios en un libro de cuentos de hadas, sino personas reales que vivieron tiempos de angustia. Hubo visitas de ángeles anunciando noticias desalentadoras; sueños perturbadores que los despertaron para huir de un rey maníaco que no lo pensó dos veces y asesinó a bebés inocentes, y el nacimiento de un niño destinado a cumplir las anheladas promesas de salvación. El suyo no era un paraíso invernal, sino un viaje de confianza incondicional en Dios para quien "no hay nada imposible" (Lucas 1:37).
La fiesta de la Sagrada Familia, que generalmente se celebra el domingo siguiente a la Navidad, marca el momento de honrar a estas tres figuras de carne y hueso como representaciones de fe y promesa. Es también una ocasión para considerar la santidad inherente a la vida cotidiana. Jesús nació en una familia que lo crio, lo protegió y lo educó hasta la edad adulta. Aunque sabemos poco sobre su vida de joven, no es difícil imaginárselo haciendo las mismas cosas que haría cualquier niño que era amado: jugar, aprender a leer, ayudar con las tareas domésticas, pasar a círculos sociales más amplios entre sus parientes, vecinos y pobladores. Pese a todo, María y José están allí para servir como modelo de lo que significa vivir por la fe y para ilustrar lo que hace que una familia sea santa.
Ideas brillantes
Use la Fiesta de la Sagrada Familia (30 de diciembre) para planear una salida familiar. Comente lo que hace que su familia sea “santa” y lo que cada uno admira de la Sagrada Familia.
Piense en formas de extender la caridad navideña a las familias necesitadas. Consulte con el coordinador del ministerio social de su parroquia sobre los programas y proyectos que brindan servicios y recursos para las familias sin hogar.
Descargue la Oración para las familias y utilícela en su hogar o aula.