En todo lo que hizo Juan el Bautista, él señaló a sus seguidores hacia Cristo en lugar de llamar la atención sobre sí mismo. En este artículo, encontrará información, actividades para imprimir y una oración que se puede compartir en el aula de educación religiosa para enseñar a los niños sobre Juan el Bautista. Descarga disponible en inglés y en español.
El 24 de junio, la Iglesia celebra la solemnidad de la Natividad de san Juan el Bautista. Juan el Bautista era el primo de Jesús, y él bautizó a Jesús en el río Jordán. Juan tuvo una vida simple. Solo se preocupaba por el Reino de Dios y siempre hablaba del amor y la verdad. Es un ejemplo de cómo vivir una vida en Cristo.
Los padres de Juan el Bautista fueron Zacarías e Isabel. Isabel era pariente de la madre de Jesús, María. Isabel no tenía hijos, por lo que Zacarías e Isabel rezaban a Dios para que los ayude. Un día, el ángel Gabriel visitó a Isabel y Zacarías y les dijo que tendrían un hijo y que deberían llamarlo Juan. El ángel les dijo que Juan "será grande a los ojos del Señor" (Lucas 1:15).
María visitó a Isabel cuando esta estaba embarazada de Juan. Juan, lleno del Espíritu Santo, saltó de alegría en el vientre de Isabel cuando María saludó a su pariente. Isabel entendió que el hijo que María llevaba iba a ser el Hijo de Dios.
Juan comenzó su ministerio público alrededor de 30 AD. Él habló a las personas sobre el arrepentimiento y les pidió que cambiaran sus vidas, preparándolas para el Mesías. Juan atrajo a grandes multitudes en las cercanías del río Jordán, donde enseñaba acerca de Dios y bautizaba a las personas. Juan bautizó a las personas en el río Jordán como símbolo de conversión. Él les decía, “Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego” (Mateo 3:11).
“Yo los bautizo con agua para que se conviertan; pero aquel que viene detrás de mí es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de quitarle las sandalias. Él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego” (Mateo 3:11)
Cuando Jesús tenía unos 30 años, fue al río Jordán y pidió a Juan que lo bautizara. La respuesta de Juan a Jesús fue: "Soy yo el que tiene necesidad de ser bautizado por ti, ¡y eres tú el que viene a mi encuentro!" (Mateo 3:14). Jesús le dijo a Juan que lo bautizara de todos modos. Cuando lo hizo, los cielos se abrieron y se escuchó la voz de Dios que decía: "Este es mi Hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección" (Mateo 3:17). En el bautismo de Jesús, el Espíritu Santo descendió en él. Esta unción por el Espíritu Santo definió a Jesús como sacerdote, profeta y rey.
Juan bautizó a las personas en el río Jordán como símbolo de conversión. Él enseñó que Jesús tiene el poder de bautizar con el Espíritu Santo.
Hoy, el Bautismo es el primero de los siete Sacramentos que recibimos como católicos y la base de la vida cristiana. En el Bautismo, nos sumergimos en agua o se vierte agua sobre nuestra cabeza tres veces en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Se nos unge con aceite, recordando la unción de Jesús. Estamos vestidos con una prenda bautismal, que simboliza vestirse en Cristo y recibimos una vela, que significa la luz de Cristo.
El Bautismo es el sacramento en el que nos liberamos del pecado, nos convertimos en hijos de Dios y somos bienvenidos en la Iglesia. Cuando nos bautizamos, compartimos la vida de Dios, llamada gracia. La gracia del Bautismo nos da el poder de vivir y actuar como discípulos de Cristo en el mundo. Al igual que Juan, debemos permitir que el Espíritu Santo nos llene y debemos amar como Jesús amó.
La gracia del Bautismo nos da el poder de vivir y actuar como discípulos de Cristo en el mundo.
Descargue la actividad intermedia que invita a los estudiantes a recordar y reflexionar sobre sus propios bautismos. En la Actividad Recuerdo bautismal, los niños recuerdan los detalles de sus Bautismos y piensan en modos de compartir la luz de Cristo cada día.
Juan enseñó a los que lo seguían a recurrir a Cristo. Él llamó a Jesús el "Cordero de Dios" (Juan 1:29). En todo lo que hacía Juan, él dirigía a sus seguidores hacia Cristo en lugar de atraer la atención a sí mismo. En el Evangelio de Juan, leemos que algunos fariseos le preguntaban a Juan: “‘¿Por qué bautizas, entonces, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?’. Juan respondió: ‘Yo bautizo con agua; pero en medio de ustedes hay alguien al que ustedes no conocen: él viene después de mí, y yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia’" (Juan 1:25-27). Juan vivió una vida humilde. Podemos adoptar esta misma humildad en nuestras propias vidas. Cuando obramos bien, debemos hacerlo por amor y en nombre de Dios, no para nuestro reconocimiento o ganancia personal.
Después de que él bautizó a Jesús, la popularidad de Juan creció y molestó al rey Herodes. Herodes hizo arrestar y encarcelar a Juan. Pero esto no lo detuvo. Él continuó hablando de Cristo y sobre cómo vivir una buena vida. El ejemplo de Juan nos enseña que a veces tenemos que ir en contra de las ideologías sociales cuando vivimos la vida que Jesús nos enseñó a vivir. Debemos priorizar a Dios, incluso si esto significa que nuestras decisiones puedan no ser populares o aceptadas por la sociedad.
Al conocer sobre la vida de Juan el Bautista, podemos sentirnos inspirados para disfrutar de una vida sencilla y estar agradecidos por lo que Dios nos ha dado. Podemos recordar obrar bien siempre por amor y atraer cualquier atención recibida por estas buenas acciones al mensaje universal de amor de Dios. Podemos tener el poder de priorizar a Dios en todas nuestras decisiones, incluso si estas decisiones no son socialmente populares. Podemos usar el ejemplo de Juan como ayuda para tener la vida que Jesús nos llama a vivir.
Rece por la intercesión de san Juan el Bautista, para imitar sus virtudes y recordar a todos los que conocemos acerca de Jesús.