El Dr. Jorge Diez tiene más de 25 años de experiencia en el ministerio pastoral y catequético trabajando en las áreas de educación religiosa, evangelización, arte y música litúrgica. Él tiene un Doctorado en Educación Religiosa de la Universidad de Fordham.
Para los católicos, la Virgen María juega un papel muy importante en la manifestación de su espiritualidad. En el culto de la coronación se destaca el carácter majestuoso asignado por la doctrina católica a María como madre de Jesús, Hijo de Dios. El rito de la coronación a la Virgen es una reverencia hacia la Madre del Salvador, un Rey mesiánico. María es tenida e invocada como Reina y Señora de todo lo creado; una madre que engendró y le regaló al mundo la redención. María es colaboradora augusta del redentor.
En el siglo XVI la coronación de la Virgen María empieza a tener auge y a promoverse en los fieles, tanto laicos como religiosos. En el siglo XX el papa Pio XII tuvo el honor de instituir y fomentar la doctrina sobre la realeza de María e instaurar su fiesta. A la coronación de la Virgen María se le considera como una manifestación de agradecimiento y reconocimiento, sobresaltando “la suma alteza de la dignidad de la Madre de Dios y de los hombres, la cual ha sido exaltada a los reinos celestiales por encima de los coros angélicos”. (Pío XII, Encíclica “Ad Coeli Reginam”, 11 de octubre de 1954)
Uno de los objetivos de la coronación de la Virgen María es venerar y mostrar respeto por la Madre del Salvador, la más fiel y perfecta discípula de Cristo. La coronación es una plegaria, una oración comunal que exhorta y que une a una comunidad bajo el amparo del amor de María y la bendición de su hijo redentor. En muchas imágenes desde la antigüedad se ha representado a María coronada como Reina en el Cielo, por la Santísima Trinidad. Su corona es el amor de Dios. La pureza, la sencillez y el amor que María ofrece a sus hijos son elementos muy importantes que la hacen digna de toda su realeza. Por medio de los siglos, la misión pastoral de María se ha destacado por velar incansablemente por la unidad y la paz de toda la humanidad. Ella es la madre que intercede por sus hijos ante el Creador. El papa Pablo IV proclamó a María como Madre de la Iglesia, luego en el año 2000 san Juan Pablo II la otorga como Reina del mundo y de la paz. El rito de la coronación de María es un valioso proceso de inculturación, es una exaltación catequética y un momento evangelizador.
No hay una imagen exclusiva considerada para la coronación de María, lo más adecuado es conseguir una imagen que según las condicionantes culturales y los gustos artísticos, sea relevante y represente un símbolo adecuado para la comunidad. Hay que recordar que el pueblo de Dios, en su piedad popular, tiene un sin fin de imágenes, en todas las latitudes, de muy diversas culturas y expresiones que representan la realeza maternal de la madre de Dios. Por ejemplo, se pudiese utilizar a la Virgen de Fátima, la Inmaculada Concepción, Nuestra Señora de Guadalupe, y en sí, muchas otras más. Recientemente, en la Iglesia de Todos los Santos en Sunrise, Florida, se coronó una linda imagen de Nuestra Señora de la Providencia. Todos los niños que recibían su Primera Comunión tuvieron la oportunidad de coronar a la Virgen María cargando a su Hijo en su regazo. Esta fue una imagen que se identificó con todos los niños y que simbolizó el gran amor que María ofrece a todos sus hijos como madre de toda la Iglesia.
Honremos a la Virgen María por su gran legado a la humanidad como nuestra intercesora con Dios Hijo, Dios Padre y Dios Espíritu Santo. Descargue el Folleto Cómo coronar a la Virgen María y compártala con sus familiares y amigos.