El 15 de octubre, la Iglesia celebra la Festividad de Santa Teresa de Ávila, que dijo: "No necesitamos alas para ir en Su búsqueda, basta con contemplarlo en nuestro interior". Al igual que santa Teresa de Ávila, podemos explorar y encontrar nuestro camino hacia Dios en la oración, el trabajo, los viajes y la vida cotidiana. Descubra cómo puede celebrar a santa Teresa de Ávila con los estudiantes de primaria en su clase de educación religiosa. La Actividad principal de Santa Teresa de Ávila, presentada en este artículo, está disponible en inglés y en español.
Celebre la Festividad de Santa Teresa de Ávila con un recurso imprimible para los estudiantes de primaria en su aula de educación religiosa. En esta Actividad principal de Santa Teresa de Ávila, los niños reflexionarán acerca del trabajo que hizo Teresa para establecer monasterios, y luego elegirán a seis personas por las que orar.
Teresa nació como Teresa de Cepeda y Ahumada cerca de Ávila, España. Teresa era la tercera de nueve hijos. Su infancia fue feliz y ordinaria.
Cuando Teresa tenía trece años, su madre murió. Su padre decidió que Teresa sería enviada al convento agustino para ser educada. Casi dos años después de su educación en el convento agustino, Teresa se enfermó y regresó a su hogar en Toledo. En ese momento, solo había dos opciones de vida para las mujeres: el matrimonio o la vida religiosa. Teresa eligió la vida religiosa, pero su padre se negó a darle permiso para convertirse en monja. Cuando salió de su casa en secreto para unirse al Convento de la Encarnación de carmelitas, su padre finalmente le concedió permiso.
La comunidad de carmelitas del Convento de la Encarnación era grande, pues contaba con 140 monjas. Las monjas rezaban juntas y en privado cada día, pero la comunidad estaba muy ocupada. Cada monja tenía un conjunto de habitaciones (un dormitorio, una pequeña cocina y una habitación de invitados). Sus invitados podían entrar y salir libremente y las monjas podían salir del convento en cualquier momento para hacer largas visitas a amigos o familiares. ¡A las monjas también se les permitía tener sirvientas personales!
Teresa hizo su profesión solemne como monja carmelita, y durante los siguientes veinte años vivió en el convento. Sin embargo, le resultó difícil la meditación y la oración en el concurrido convento.
Su actitud hacia su propia vida y hacia Dios cambió en 1555, cuando estaba rezando frente a una estatua del Cristo herido y empezó a meditar sobre los sufrimientos de Cristo. A los treinta y nueve años, Teresa descubrió el precio que pagó Cristo por amor y comenzó a querer devolver ese amor de la mejor forma posible. Empezó a darse cuenta de que el ambiente del convento de la Encarnación le impedía una vida de oración seria. Empezó a soñar con un pequeño, pobre y ferviente monasterio carmelita donde las monjas podían apoyarse mutuamente en su amor compartido a Dios. La reforma carmelita comenzó.
Con cuatro compañeras que compartieron su visión, Teresa fundó el Carmelo de San José y la Orden de las Carmelitas Descalzas estaba en camino.
Teresa fundó dieciséis monasterios de mujeres. Para lograrlo, realizó largos viajes en burro a través de todo tipo de terrenos y climas. Se hizo conocida por la gente de España como "la monja itinerante". Teresa siempre había disfrutado de la gente, y muchos acudieron a ella o le escribieron para pedirle consejos. En los días festivos, ella tocaba la pandereta para que las monjas pudieran cantar y bailar. Teresa escribió varios libros. Sus enseñanzas se basaban en su propia experiencia vivida y tenían su origen en las Escrituras, especialmente los Evangelios.