El 12 de febrero se recuerda el nacimiento del presidente Lincoln, quien luchó infatigablemente por la emancipación de los negros, especialmente los esclavos del sur, y por la unión de toda esta nación. Todavía hoy se disputa en ciertos sectores su interferencia en los asuntos privados de quienes se sentían con derecho a sus propiedades (los esclavos) y a su territorio. Es sorprendente la cantidad de libros que se han escrito sobre Lincoln y sus decisiones como mandatario. Recuerdo haber visto un documental por televisión donde enseñaban una pirámide de cientos y cientos de libros sobre él---y no han dejado de salir nuevos.
¿Por qué esta fascinación con Lincoln? Seguramente hay una opinión por cada cabeza que conozca algo de él. Me incluyo en la lista. Mi admiración por este presidente se desprende del coraje que tuvo no solo en expresar sus sentimientos por aquellos discriminados de una igualdad ciudadana, sino de actuar en su favor sabiendo que se jugaba su reputación política, y aún la vida.
El Evangelio de la liturgia de hoy ofrece una reflexión interesante sobre la pureza, la cual viene al caso. Jesús combate aquellos que critican a los discípulos por comer con las manos sucias. Les dice: "No hay nada fuera del hombre que, al entrar en él, pueda contaminarlo. Lo que lo hace impuro es lo que sale de él...los malos pensamientos, fornicación, robos, asesinatos, adulterios, codicia, malicia, fraude, arrogancia, desatino." (Mt 7:14-23) Digo que esto viene al caso porque Lincoln se expresó y actuó de acuerdo con su conciencia, formada por la palabra de Dios, no por la opinión de otros. Su honradez fue legendaria. Sus discursos continúan inspirando, no porque los haya escrito y pronunciado con elegancia, sino porque salieron de su corazón, limpio y dispuesto a hacer el bien. Como dijera él una vez: "Suavizar las penas de los otros es olvidar las propias." Un jefe de estado que piensa así no actúa de forma contraria.
En estos tiempos cuando enfrentamos tanta discriminación viniendo de "manos limpias", recordemos a Lincoln con manos sucias abogando por el bienestar de todos, no solo de unos pocos privilegiados. Esta semana pidamos por nuestros políticos y representantes en el gobierno. Que de su boca solo salgan palabras honradas y llenas de esperanza para todos.
Actividad: Toma tiempo de tu clase esta semana para hablar de este gran presidente. Enfatiza su honradez y coraje. Lee el pasaje de Mateo que aquí cité y ten una conversación con tus alumnos sobre lo que quiso decir Jesús para luego compararlo con lo que hizo Lincoln. Al final de la conversación anímales a decir una oración por nuestro presidente y todos los gobernantes. Si tienen tiempo, ayúdales a que hagan una tarjeta con su oración y se la envíen al presidente.
Rosa Monique Peña, OP