Normalmente los jóvenes que se presentan a nuestras parroquias se están preparando para recibir el sacramento de la Confirmación. Pero en la actualidad tenemos muchos adolescentes que no han recibido sus sacramentos de iniciación. Estoy hablando no solo de la Confirmación, sino que tampoco han sido bautizados ni han hecho la Primera Comunión. Lo normal es que sean bautizados en su primer año de vida y celebren la Comunión cuando tienen 7 u 8 años, junto con la Reconciliación. El dilema se presenta cuando vienen a preparase a los 13, 14, 15 años de edad. No es apropiado poner a estos jóvenes en clases con niños. Además de eso, los materiales que se usan a esas edades son muy diferentes y no son adecuados. ¿Qué hacemos en estas situaciones? ¿Cómo respondemos a la necesidad?
Primero, tenemos que verlo como una bendición de Dios. No lo debemos ver como una dificultad o un enredo. Tampoco debemos verlo como un estorbo, porque no corresponde a nuestra idea del proceso normal. Esta es una buena oportunidad para hacer lo que nos ha mandado Jesús, que es evangelizar. La evangelización es un proceso orgánico, no tiene un punto donde se debe empezar o terminar. Incluso, la evangelización es constante en nuestras vidas Cristianas. Estos jóvenes que se presentan a nuestras parroquias para recibir sus sacramentos, nos dan una buena oportunidad para compartir la vida de Cristo con ellos. Quizá sea un mejor momento para que reciban sus sacramentos, porque tienen suficiente conocimiento para entender más profundamente la vida de Cristo y la conversión.
El mejor método para ayudar a que estos jóvenes lleguen a la conversión y esencialmente a Cristo es a través del proceso del catecumenado o RICA. Este proceso es el más adecuado para los jóvenes porque les da suficiente oportunidad para dialogar, preguntar y expresar sus puntos de vista. Pero no olvidemos el primer paso de la primera etapa del RICA que es la evangelización o lo que se le llamaba antes, la pre-evangelización. Durante este período de la formación en el RICA, el chico o la chica hace una extensiva reflexión sobre su vida hasta ese punto. Durante esta reflexión, ellos se van a dar cuenta de que aunque no hayan recibido los sacramentos, Dios ha estado presente en sus vidas. Ellos van a poder ver exactamente en qué momentos Cristo los ha acompañado. Ese reconocer de la presencia de Dios en sus vidas y de todas las bendiciones que han recibido, los va a llevar a una conversión muy profunda y muy bonita. Después de esa etapa sigue la catequesis sistemática y la formación más formal. Pero lo más importante de este proceso es que reconozcan que Dios camina con ellos todos los días. Esta oportunidad de llevar a los jóvenes a la conversión es una bendición que nos da Dios a todos nosotros en la comunidad.
Para ayudarles más en su preparación de adolescentes con los sacramentos de iniciación pueden descargar este pequeño libro.