Los santos de la Iglesia católica tienen un lugar especial. Ellos nos inspiran y motivan a vivir una vida como ellos la vivieron, dedicados a Cristo. Yo tengo muy bonitos recuerdos de los santos que seguíamos en mi familia cuando era niño. En particular, me acuerdo mucho de san Martín Caballero. La imagen que siempre vemos de este santo es la de un soldado romano, montado en un caballo pardo para ayudar a un pobre desamparado. Muchos cuentan que el pobre realmente era Jesús, y que san Martín, al ayudar al pobre, ayudó a Jesús y esto lo llevó a la salvación. Muchos comercios en México usan la imagen de san Martín y también se dice que la ayuda de san Martín al pobre es para los comerciantes, como la persona desconocida que entra al negocio a comprar.
Todos estamos llamados a ser santos. Desde el día que fuimos bautizados estamos en el camino de poder convertirnos en santos de la Iglesia católica. Para mí hay dos tipos de santos; uno, a quienes los llamo santos de la vida cotidiana; y dos, a los santos oficiales o canonizados por la Iglesia. Los santos oficiales son más de 10,000 y están registrados en el Vaticano. Hay hasta almanaques, donde cada día del año está dedicado a un santo. Estos santos pasan por un proceso muy largo, antes de hacerse santos oficiales. Pero lo que siempre me queda claro de los santos es; que con sus ejemplos, ellos nos llevan a conocer más a Cristo. Con sus vidas como ejemplos, los santos nos iluminan sobre cómo vivir una vida según el evangelio.
Los santos de la vida cotidiana son aquellas personas que muestran los valores principales del evangelio como fe, esperanza y amor. Estas personas son gente con la que vamos a la escuela o al trabajo. Son personas que vemos donde compramos un café o en el mismo transporte público. Por la gracia de Dios estas personas están alrededor de nosotros. En la ciudad donde vivo hay un señor, enfermo mental, que es bien reconocido en toda la ciudad porque siempre parece estar muy contento. Siempre trae una sonrisa o se está riendo, no sé de qué, pero hay veces que hasta se ríe a carcajadas. Hay días que se pone sus auriculares y está escuchando música, y bailando en plena calle. Nunca lo he visto triste o deprimido. Para mí, él es el santo de la sonrisa porque siempre que lo veo me da una sonrisa. Quizás esta persona no está en la lista de los miles de santos oficiales del Vaticano, pero para mí es un santo que me muestra el amor de Dios.
Preguntas para esta semana:
1. ¿Quién es tu santo oficial?
2. ¿Quién es un santo en tu vida cotidiana?
Ideas para esta semana:
1. Imprimir el ‘‘Proceso de Canonización” y repartirlo en la catequesis.
2. Ir al sitio web de Sadlier en, “Vidas de santos”
Victor Valenzuela