Recuerdo que cuando era pequeña, mi madre y mis abuelas siempre me hablaban de mi ángel de la guarda. Particularmente, recuerdo que siempre conversaba con mi ángel y hacía mi oración al ángel de la guarda; “Angel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día”. Me sentía protegida por mi ángel. Con el paso del tiempo perdí la dependencia de mi ángel, se me fue olvidando, y nuestras conversaciones ya no eran tan frecuentes. Pero, últimamente he incrementado mi relación con mi ángel. Debo confesar que ha sido debido a la proliferación de literatura referente a los ángeles, disponible hoy. Sin importar como haya sido el reencuentro, la reconexión es encantadora.
¿Quiénes son los ángeles? Los ángeles no son seres mitológicos o cuentos de niños. Según la tradición católica, a cada persona se le asigna un ángel desde el momento de su concepción, a quien se le llama ángel custodio. La responsabilidad del ángel custodio es cuidar de su protegido, de quien no se separa ni un sólo instante durante toda su vida aquí en la tierra. ¡Qué especiales somos que tenemos un mensajero de Dios a nuestra disposición! ¡Qué amor tan grande nos tiene Dios que nos da a alguien para que nos cuide permanentemente!
En la Biblia encontramos numerosos recuentos de ayuda que los ángeles proporcionaron a los servidores de Dios. La Iglesia Católica, reconociendo la importancia del ángel custodio, ha dedicado un día para celebrar una fiesta en su nombre. Esta fiesta se celebra cada año, el 2 de octubre. Dentro de la tradición católica tenemos oraciones, letanías, canciones, novenas dedicadas a los ángeles. Podemos prepararnos para esta fiesta haciendo una de estas devociones en familia o con los niños en la clase de religión. Si el inicio del año escolar coincide con la fiesta, sería maravilloso hablar con los niños sobre el ángel de la guarda, y ofrecerles una copia de la oración al ángel de la guarda para que la hagan con frecuencia.
Es un consuelo saber que tenemos a alguien que nos acompaña en nuestra jornada hacia la tierra prometida, que está dispuesto a defendernos, que vela por nosotros día y noche. Y sobre todo que no nos deja aunque crezcamos, aunque nos hagamos viejos; siempre está ahí, a nuestro lado. El ángel de la guarda no es solo para niños, es real y siempre estará a nuestro lado. ¿Por qué no aprovechar esa gran oportunidad? El ángel de la guarda es un amigo en quien podemos contar. Confiemos como cuando éramos niños en nuestro ángel de la guarda. Hagamos el propósito de tener una relación íntima con él y fomentemos en los niños, a quienes enseñamos, la devoción al ángel de la guarda.
Recuerde que no importa si está o no consiente de su ángel o que lo haya olvidado, él siempre estara a su lado.
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