Esta semana empieza la cuaresma. Esta temporada litúrgica es una de las mas bonitas y llena de mucha espiritualidad. Hay tres practicas clásicas de la cuaresma que observamos cada año son la oración, la limosna y el ayuno. Estas tres prácticas son muy antiguas y una tradición que nos lleva a profundizar nuestra fe. Hoy me voy enfocar en la oración. En las semanas que vienen nos vamos escribir sobre las otras dos prácticas el ayunar y la limosna.
La oración durante la cuaresma es clave. La oración es lo que le da sentido a la limosna y al ayuno. Uno no debe hacer ningún acto espiritual durante la cuaresma sin tener a la oración en el centro de esos esfuerzos. Para mi en lo personal la oración ha cambiando mucho en mi vida. Cuando yo era niño, la oración era algo que yo memorizaba o lea en rezos que ya estaban escritos. Durante mi adolescencia fue cuando yo empece a darme cuenta que la oración era algo más profundo. La oración es una comunicación con Dios nuestro Padre atreves de su hijo Jesús. Esta comunicación no es igual como cuando uno conversa con otra persona sino que es una conversación interna dentro de nuestros corazones. La oración una conversación que nos lleva a la conversión. También nos cambia y nos hace ser más unidos a Dios y mejora nuestras relaciones con nuestra familias y nuestras comunidades.
Hay varias formas para orar. Todavía existe la oración escrita que para muchas personas es una forma antigua y a la cual están impuestos. También existe la meditación donde uno tiene una conversación interna con Dios. Oraciones en grupos ya sea con un grupo en la parroquia o en una casa particular. La música es un modo de oración que le llama la atención a muchas personas ya sea cantando, tocando un instrumento o simplemente escuchando. La adoración al santísimo es algo que combina la meditación y el gran aprecio por la eucaristía. Recitar el rosario en una combinación de la oración escrita y memorizada y la meditación sobre varios misterios de nuestra fe.
La oración que más me ayuda a mi es una combinación de meditación y el caminar. Me gusta apartar una hora de mi día para irme a caminar ya sea por el vecindario o por un parque. Normalmente me pongo los audífonos para escuchar música suave de medicación y me voy a caminar en oración. Este tipo de reflexión me ayuda a examinar los acontecimientos de el día o de la semana y los puedo poner en una perspectiva cristiana. Cuando se termina mi caminata me siento mejor y un poco renovado y aproveche el tiempo de oración para ser un poco de ejerció. Esta cuaresma del 2013 hay que buscar la forma que nos gusta más para poder orar y transformar nuestras vidas.
-Victor Valenzuela