El domingo de la semana pasada empezamos el Tiempo ordinario en el calendario litúrgico. El tiempo ordinario tiene dos ¨temporadas¨ la primera es después de la Navidad y la otra es después de el tiempo de pascua. Se notan varios cambios el nuestras parroquias como el color verde se ve en las decoraciones y en el vestuario litúrgico del sacerdote. Pero la palabra ordinario no significa que es un tiempo aburrido o sin sentido religioso. Al contrario es un tiempo para descubrir que Dios está presente en todas las cosas de nuestra vida cotidiana.
Después de las fiestas de navidad y la venida de los tres reyes todos queremos regresar a nuestra vida normal. Existe como una forma de pensar de que a Cristo solo lo vemos en la navidad por su nacimiento y en el tiempo de Semana Santa y Pascua. Pero Cristo esta presente en nuestras vidas todos los días. Yo siempre digo que es como respirar. Es algo que hacemos naturalmente pero si alguien te pregunta que les enseñes como respirar, te das cuanta que es difícil explicarlo. Pero ver a Cristo en nuestra vida ordinaria no es difícil.
Lo primero que uno debe hacer es reconocer que Cristo está dentro de nuestros corazones. Cada uno de nosotros lleva a Cristo dentro. A mí en lo personal lo que me ayuda a ver a Cristo en mi corazón es la imagen del sagrado corazón de Jesús. Esta es una imagen que tiene mucho significado para mí. Es una imagen que se ha convertido en algo que vemos con mucha frecuencia en nuestras iglesias y otros lugares de nuestras ciudades como en casas particulares, en carros, en tiendas latinas y hasta en tatuajes.
El sagrado corazón de Jesús me hace recordar mi niñez. Cuando yo tenia 4 o 5 años visitaba a mi abuela con mucha frecuencia. Mi mamá siempre me decía que mi abuela era muy devota al sagrado corazón. A esa edad no comprendía que significaba eso. Pero si me acuerdo que ella tenia una imagen del Sagrado Corazón en su cocina y cada vez que la visitaba veía esa imagen. Para un niño es alarmante y es una imagen difícil para ver. Jesús esta con el corazón abierto y tiene llamaradas y sangre con una espada dentro. Como niño me daba cierto miedo la imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
Ahora como adulto he tenido un reencuentro con esa imagen. Ahora no me enfoco en la sangre y la llamaradas ni la espada. Me enfoco en que Jesús nos esta dando su corazón. Por eso el corazón está expuesto porque Jesús nos está ofreciendo su corazón que nos dice el evangelio de San Juan es un corazón que arde como llamaradas por nosotros.
En este tiempo ordinario es bueno que tengamos un reencuentro con Jesús que esta en nuestros corazones y el Sagrado Corazón de Jesús es una buena imagen para ayudarnos a reflexionar.
Imprima las tarjetas de oración y úselas en su hogar, o su parroquia: