El Año Litúrgico empieza con el Adviento, y con este la temporada de Navidad. Es la época mágica del año cuando el sentido de la esperanza se hace más intenso para la mayoría de los cristianos. Por lo general siempre decimos que el significado principal del Adviento es prepararnos para celebrar la venida de Jesús al mundo. Se anticipa la venida de Jesús como si él fuera a nacer de nuevo. Para muchos esto no tiene mucho sentido puesto que Jesús ya nació, vivió y murió, quedándose entre nosotros en su Espíritu. Si es así, ¿qué debemos pensar del Adviento, o sea, "la venida del Redentor"?
Quienes mejor representan el significado del Adviento son los niños. Solo hay que mencionarles la época navideña para que mejore su comportamiento pues saben que si se portan bien recibirán regalos de Papá Noel, el Niño Jesús o los Santos Reyes. La familia nota en ellos cierta alegría y disposición para hacer las cosas que deben hacer sin tener que recalcárselo constantemente. Usted dirá que el egoísmo les motiva. Cierto. Sin embargo este corto tiempo de espera y autodisciplina es una escuela en sí. Aunque ellos no lo quieran, la esperanza de la recompensa les ayuda a reflexionar en las decisiones que pueden tomar y les estimula a elegir las correctas.
Pudiéramos decir lo mismo de nosotros. Si el aumento de salario depende de nuestra actitud en el trabajo, seguramente que la mejoramos en el acto. Pensemos en el Adviento de igual manera. La Navidad viene repleta de regalos para quienes se afanan por tenerlos: el amor, la paz, la tolerancia y la fe. Hay cierto egoísmo en todo esto--un egoísmo positivo diría yo. Si cada semana de Adviento hago un mayor esfuerzo por ser una persona más amorosa, más pacífica, más tolerante o más fiel, la recompensa viene de seguro. Seré más afectuosa, menos irritable, más comprensiva, y gozaré de una relación más estrecha con Dios. La Navidad tendrá un sabor distinto, importando poco si somos pobres o ricos, si estamos solos o acompañados. Seremos más humanos, razón por la cual vino Jesús al mundo.
La Corona de Adviento tiene la misión de recordarnos nuestras resoluciones. Hay cuatro velas en la corona, una por cada semana antes de la Navidad. Prepara tu corona y a cada vela ponle una etiqueta o escríbele una de estas palabras: amor, paz, tolerancia y fe. Al principio de la semana y durante toda ella repite constantemente la palabra que toca. Acostumbra a tus estudiantes y miembros de tu familia a recitar un mantra antes de cada actividad que vayan a hacer, por ejemplo: "Aumenta en mí el amor, Señor." "Jesús, dame paz." "Paciencia, Dios mío." "Confío en ti, Señor."
- Rosa Monique Peña, OP