Septiembre 19, 2012 Creemos Temas- Sacramentos
Septiembre 22 de este mes es el primer día del otoño. En nuestras vidas modernas que están tan ocupadas los cambios de temporadas muchas veces pasan desapercibidos. Pero el pasar de verano al otoño puede ser una buena oportunidad para reflexionar en nuestra vida espiritual. La imagen que me viene a la mente es de un armario. Los armarios nos ayudan en la transición del verano al otoño porque siempre tenemos que guardar la ropa de una temporada y sacar las prendas de la próxima. Durante este tiempo vemos lo que tenemos en el armario lo organizamos, tiramos lo que no es necesario y nos quedamos con lo que es mas útil para nosotros.
Hoy en día vivo en una área del país donde el cambio de temporada no es tan drástico. El ritual de guardar la ropa del verano y sacar nuestros vestuarios para el invierno no aplica tanto aquí en el área de la Bahía. Pero recuerdo cuando era niño en el estado de Arizona los cambios drásticos de las temporada si ocurren. Quizá no existe un inverno tan fuerte como en el noroeste del país pero si llegaban las temperaturas al los 20 grados Fahrenheit y se congelaba todo. También teníamos los veranos tan calientes que parecían que estábamos en un infierno. Hay veces que personas se saben que soy de Arizona me dicen “si pero el calor de este estado es un calor seco”, o sea implicando que se siente mejor que el calor húmedo. Siempre les doy esta respuesta: “el horno de tu casa también despide un calor seco pero eso no quiere decir que vas a poner tu cabeza dentro”.
La iglesia también nos invita a hacer un cambio de estación en nuestros corazones. Mientras estamos organizando el armario guardando y sacando la ropa para la temporada, nuestros corazones también pueden ser renovados y mejor organizados. Este cabio, como nos enseña la Iglesia es una conversión. Nuestro corazón se puede convertir de mucha formas , la Iglesia nos ofrece específicamente el sacramento de la Penitencia y Reconciliación para purificar nuestros corazones y empezar de nuevo. A muchos de nosotros no se nos hace fácil hacer un inventario de lo que hacemos y de lo que dejamos de hacer y enfrentarlo en una manera honesta. Igual que el desorganizado armario durante el cambio de estación tenemos que enfrentar nuestros desórdenes y buscar el modo de mejorarlo. Todos hemos vivido el momento de la reconciliación cuando el sacerdote nos da la absolución y nos sentimos libres, con una sensación de liberación del peso que cargábamos. Igual que cuando vemos el armario organizado después de donar la ropa vieja; hay una sensación de libertad que hace sentir bien.
Durante este cambio de temporada considere no sólo limpiar y organizar el armario de su casa sino también mirando dentro de su corazón para limpiarlo del pecado que le ata. Y que el sacramento de Penitencia y Reconciliación sea el instrumento que le ayude llegar a una vida sana y en paz.
-Víctor Valenzuela
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