Ya me parece estar oyendo tanto a padres como a niños hablar de volver al colegio. Unos muy alegres porque verán a sus amigos y estrenarán ropa y libros nuevos, otros (los padres y abuelos) felices porque por fin "los chamacos" les dejarán en paz siquiera por algunas horas del día. Así empiezan los años escolares, con mucha ilusión y esperanza de que "este año será mejor". Y, ¿por qué no? Este año puede ser el que siempre recordaremos por las posibilidades que trajo. Si lo vemos con buenos ojos las primeras bendiciones ya están aquí, llegaron de manos del gobierno cuando permitieron que muchos de nuestros estudiantes indocumentados puedan quedarse en Estados Unidos para terminar sus estudios y seguir soñando con un futuro mejor.
De pequeña, allá en República Dominicana, soñaba con estudiar inglés. Me intrigaba ese idioma. Siempre me decía: "Algún día lo hablaré y podré recorrer el mundo sin tener miedo de perderme". Mi mamá lo sabía y me animaba. ¡Qué mucho me sirvió cuando muchos años después la pude acompañar a un hospital aquí en Norteamérica y ser su intérprete! Uno nunca sabe lo que hijos son capaces de hacer hasta que los ayuda a descubrirlo. Lo que significa la responsabilidad que tenemos, padres y maestros, de alentarles para que encuentren su camino en esta vida.
Les ofrezco una sugerencia. Este año, todos los días antes de que sus hijos salgan de la casa para la escuela, hagan la señal de la cruz sobre cada uno y recen: "O Dios bendito, ilumínalo y protégelo". Verán qué pronto se acostumbran a recibir esta bendición. Yo lo hacía con mis estudiantes; antes de que regresaran a sus casas les bendecía con una oración y agua bendita. Si me olvidaba--no se movían de sus asientos. Tanto significaba para ellos.
Esta es la primera vez que les escribo. ¿Qué tal si comparten conmigo sus pensamientos?
Hermana Rosa Monique Peña