Parece mentira que entramos en la celebración de la Cuaresma, y aún no hemos terminado de recoger las decoraciones de Navidad.
Cuaresma, muchas veces pensamos que este tiempo nos llama a padecer, a sacrificarnos, tenemos que ayunar, hacer penitencia, abstinencia, dar limosna. Estas prácticas no nos llevan a padecer sino todo lo contrario, a gozarnos de estar más cerca de Jesús. Porque en realidad estas prácticas nos invitan y nos ayudan a reencontrarnos con Dios, a volver a Dios, sentir su amor, amarlo y dejarnos amar por él. Y, ¿qué mejor manera de recuperarnos de los estragos que nos dejaron las fiestas navideñas?
El papa Francisco, en su mensaje de Cuaresma de este año nos dice que: “Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente”. Nos invita a dejar de pensar un poco en nosotros mismos y a meditar en cómo combatir la indiferencia e interesarnos en los “problemas, sufrimientos e injusticias que aquejan a nuestros hermanos”.
El Papa nos ofrece tres pasaje bíblicos para meditar en esta Cuaresma: «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26), «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) y «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8). No tengo mucho que decir, meditemos en estos pasajes, miremos a nuestro alrededor y sintámonos incómodos, enfermos, porque un miembro del cuerpo esta sufriendo, y recemos para que nuestros corazones sean más sensibles al sufrimiento del hermano.
Actividad: Juntos en familia, cada semana conversen sobre un problema social que afecta su comunidad o al mundo. Decidan qué pueden hacer para aliviar la situación.
Descargue la Oración para la Cuaresma y junto a la pequeña actividad para la casa o la parroquia.
Dulce M. Jiménez Abreu