"Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden". Si eres de quienes dicen: "Eso es más fácil decirlo que hacerlo..." Ingresa al club. Si has leído en la carta a los romanos: "No te dejes vencer por el mal; por el contrario, vence el mal a fuerza del bien", y has pensado, "Pero lo que quiero es desquite, venganza..." Ingresa al club. Hay algo dentro de nosotros que clama una compensación cuando hemos sido maltratados injustamente. Nuestros sentidos de misericordia, compasión, justicia y objetividad se ponen a prueba.
¿Es posible adoptar una actitud de perdón en medio del dolor y la violencia? Los Amish, un grupo menonita estadounidense, piensan que se puede hacer. El 2 de octubre de 2006 un hombre entró armado con tres pistolas a una escuelita de la comunidad. Allí había 26 estudiantes. Dejó salir a los varones, a una joven embarazada y a tres mujeres con bebitos. A las 15 niñas restantes les ató los pies. Cuando la policía intervino, el hombre empezó a disparar matando a tres niñas y terminando con su propia vida.
Ante tal tragedia y dolor, la comunidad Amish demostró la compasión que siempre han predicado. Todos fueron al entierro del asesino y a consolar a la viuda. Y eso no fue todo, también le ofrecieron asistencia monetaria. Su propio dolor lo sufrieron entre ellos, sin alardes ni demostraciones, sin declaraciones públicas ni testigos presentes en el sepelio de sus niñas. Cuando el incidente salió en las noticias, el país entero se conmovió.
Esta virtud de perdonar aparece muchas veces en el libro del papa Francisco, "El anuncio del evangelio". En uno de los párrafos nos dice: "Todos tenemos simpatías y antipatías, y quizás ahora mismo estamos enojados con alguno”. Al menos digamos al Señor: "Señor, yo estoy enojado con este, con aquella. Yo te pido por él y por ella". Rezar por aquel con el que estamos irritados es un hermoso paso en el amor, y es un acto evangelizador. ¡Hagámoslo hoy! ¡No nos dejemos robar el ideal del amor fraterno! (EG#101)
Este es un buen consejo para iniciar el nuevo año. Reconozcamos nuestros deseos de devolver mal por mal y venzámoslos con una oración por la o las personas que nos hayan herido.