Terminamos las celebraciones de Navidad. Las fiestas, las visitas, las comidas, los regalos, han quedado atrás. Al final quedamos agotados de tantas actividades y necesitamos volver a la normalidad. El Tiempo Ordinario nos ofrece esa oportunidad.
Siempre me ha intrigado por qué llamamos a este espacio en el año litúrgico, “ordinario”. En el diccionario leemos que ordinario significa corriente, común, habitual. Muchas veces damos por sentado las cosas comunes, los hábitos se hacen rutinas y tendemos a no apreciar lo que vemos y hacemos cotidianamente. Quizás es por esta razón que no ponemos mucha atención y pasamos por alto las cosas que celebramos durante el Tiempo Ordinario. Porque durante el Tiempo Ordinario celebramos lo que Jesús hacía en su día a día con el pueblo. Entonces, mirándolo de cerca, el Tiempo Ordinario no es tan ordinario, es un tiempo lleno de cosas extraordinarias.
Durante el Tiempo Ordinario escuchamos sobre lo que Jesús hizo y dijo durante su vida pública, y Jesús hizo y dijo cosas extraordinarias. Jesús hizo muchos milagros, nos enseñó sobre el amor de Dios por cada uno de nosotros, nos habló del amor y del respeto que debemos tenernos. Cosas que nos parecen sencillas porque las hemos escuchado muchas veces, nos son tan familiares. ¿Qué tal si nos proponemos durante este Tiempo Ordinario un poco más de atención? Ponderemos las cosas extraordinarias que Jesús nos dice para vivir el “ordinario” día a día de forma “extraordinaria”.
Descargue la Oración para el Tiempo Ordinario y celébrela con toda su familia.