En la búsqueda de la definición de gratitud encontré la siguiente: “Gratitud es la virtud por la cual una persona reconoce, interior y exteriormente, los regalos recibidos y trata de corresponder en algo por lo que recibió”. O sea que la gratitud nos lleva a reconocer los dones que diariamente recibimos y a apreciar la generosidad, especialmente la de nuestro Padre Celestial. Este reconocimiento puede expresarse con un simple “gracias” u otras manifestaciones de aprecio como enviar una nota o un regalo material, o espiritual como una oración por la persona a quien agradecemos.
Fomentar esta virtud es importante por muchas razones. Entre las principales está que nos ayuda, no solo a agradecer lo bueno que tenemos, sino a no poner énfasis en lo que no tenemos. También nos enseña a dar gracias por todas las cosas, lo que nos lleva a disfrutar de las cosas grandes y pequeñas, nos anima también a dar, a ser desprendidos. Las posibilidades son muchas.
El ser agradecido aumenta en nosotros los sentimientos de solidaridad, lo que conduce a relaciones justas y pacíficas entre los seres humanos. Ser agradecidos nos ayuda a ser mejores personas, a reconocer lo que los demás hacen desinteresadamente por nosotros.
En el milagro en el que Jesús curó a diez leprosos, solo uno de los diez regresó a agradecer a Jesús, los demás no agradecieron la curación. También nosotros muchas veces desaprovechamos las oportunidades de agradecer las tantas cosas que a diario recibimos, damos por sentado el regalo. A partir de hoy vamos a tratar de ser más conscientes de los dones que recibimos y de agradecer al dador por ellos. Que las celebraciones de Acción de Gracias nos ayuden a apreciar los muchos dones que constantemente recibimos.
Dulce M. Jiménez Abreu