“No desprecien a ninguno de estos pequeños. Pues les digo que en el cielo los ángeles de ellos están mirando siempre el rostro de mi Padre celestial”. (Mateo 18:10)
Este verso del evangelio se encuentra en la parábola donde Jesús nos habla sobre la oveja perdida. Para ampliar el tema de esta sección en el evangelio, los discípulos le preguntan a Jesús quién es el más importante en el reino de Dios. Jesús les responde diciéndoles que aquella persona que sea como un niño es la más importante en el reino de Dios. Jesús nos dice que los que son inocentes y humildes y que tienen un gozo por la vida serán los que estarán en el reino de Dios. En esta misma sección del evangelio les dice que hay que cuidar a estas personas que Él les nombra como “mis pequeños”.
Para mí, la relación que tengo con Dios es de hijo y padre. En mi espiritualidad siento que es importante ser humilde y tener una disposición de aprender todo lo posible sobre la fe. Y como niño, siempre tengo un sentido del humor sobre la fe y la religión que me ayuda a no tomarlo tan seriamente como otras personas. El humor es parte de ser cristiano y para mí, esto es lo que está diciendo Jesús en esa sección del evangelio.
De niño, mi madre siempre me daba su bendición cuando salía de la casa. No recuerdo exactamente cómo era la bendición pero sé que me decía, “que te acompañen los angelitos en tu camino”. De niño es más fácil creer y aceptar que los ángeles nos acompañan. Si en mi camino, de repente me tropezaba, pero me agarraba de un árbol o un poste, yo siempre le daba gracias a mi ángel de la guarda, porque yo estaba convencido de que caminaba conmigo a todos los lugares. Sigo pensando que mi ángel de la guarda me acompaña todos los días.
De vez en cuando dudaba de la presencia del ángel de la guarda. Especialmente cuando en mi camino me pasaba algo malo, le echaba la culpa al ángel porque no me protegía. Realmente, no sé si el ángel tenía la culpa o si simplemente yo no tuve la capacidad mental para poder evitar el mal.
El Directorio sobre la Piedad Popular y La Liturgia nos dice: “Con el claro y sobrio lenguaje de la catequesis, la Iglesia enseña que "la existencia de seres espirituales, no corporales, que la Sagrada Escritura llama habitualmente “ángeles”, es una verdad de fe. El testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición"(213). En este documento, el Vaticano afirma que el ángel de la guarda es parte de nuestra fe católica. En este mismo documento nos dice que todos tenemos un ángel a nuestro lado que nos guía y nos cuida.
Para mí que los ángeles custodios son la gracia que nos ayuda ver y estar con Dios.
Victor Valenzuela