Esta cita aparece en Lucas 12: 34 al final de un discurso de Jesús sobre la inmensa generosidad de Dios con todos nosotros. Nos recuerda que estamos bendecidos con muchos dones y talentos, y que no deberíamos usarlos para acumular cosas que al fin y al cabo pierden su valor, sino para "acumular tesoros en el cielo donde ni el ladrón ni la polilla los pueden destruir".
La generosidad es fácil cuando hay abundancia, pero cuando hay poco que dar, entonces no es la cabeza la que debe decidir si seremos generosos o no: es el corazón. Siendo la hermana Susana superiora de un convento en una misión cerca de la frontera entre República Dominicana y Haití, llamó a la puerta una pobre mujer con una bebita muy enferma en sus brazos. En la mano tenía una receta médica para una medicina que la niña necesitaba urgentemente. La hermana Susana, quien en ese momento salía para el mercado para hacer la compra de la comida del día del convento, llevaba poco dinero, suficiente para un solo día. No tenía más. Si le daba el dinero a la pobre mujer las hermanas no comerían; si no se lo daba, la niña podría morir. No dudó un segundo, y pensando con el corazón acompañó a la mujer a la farmacia para comprar la medicina. Al regresar las otras hermanas al convento, cansadas y con hambre, se sorprendieron de no ver la mesa puesta o la comida en la cocina. Susana les dijo lo que pasó. Ellas entendieron. Una de ellas decidió ir al correo a recoger la correspondencia del día, y ¿cuál fue la sorpresa de todas cuando abrieron un sobre?, adentro había un cheque por más de la cantidad de dinero que Susana le entregó a la mujer.
"Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón". El Señor siempre recompensa la generosidad. Enseñemos a nuestros hijos el milagro de la esplendidez. A los niños no les da trabajo desprenderse de cosas que han acumulado innecesariamente, siempre y cuando se les explique por qué hay que ser generosos, y quiénes son las personas que se pueden beneficiar de sus cosas. Puede que al principio les cueste trabajo deshacerse de algunas pertenencias, pero una vez que han visto la necesidad ajena lo hacen con gusto.
Aprovechemos estos días de vacaciones para desprendernos de todo aquello que no necesitamos y que tenemos acumulado sin motivo alguno. Descubramos la alegría que nos proporciona la generosidad.
Aquí tienes una actividad que puedes usar con tu familia:
Rosa Monique Peña, OP
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