Los que hemos tenido la oportunidad de asistir al congreso catequético de la archidiócesis de Los Ángeles sabemos que esos dos días son furiosos, acelerados, frenéticos. . . Es extraordinaria la cantidad de personas ahí reunidas, las actividades presentadas, el volumen de materiales exhibidos. . .Hay otra cosa que particularmente experimento durante este evento, un sabor a Cuaresma, sí, un sabor a Cuaresma. Generalmente el congreso tiene lugar unas semanas después del inicio del tiempo de Cuaresma. Por esta razón ahí podemos encontrar muchas publicaciones relacionadas con las prácticas de la Cuaresma. Aprovecho para comprar algunas para que me ayuden a reflexionar en el momento en que me encuentro en el camino.
Muchas veces el camino de la Cuaresma se nos hace largo, pesado y buscamos excusas para apartarnos de él. Detenernos un momento nos ayuda a evaluar nuestro progreso y evitar el desánimo. Primero no estado solos, Jesús nos acompaña durante toda la jornada. Segundo las devociones de Cuaresma: ayuno, abstinencia, oración y limosna que hemos estado practicando nos fortalecen, purifican cambian nuestra vida interior.
Las devociones que practiquemos y la compañía de Jesús son suficientes para seguir caminando. Si nos mantenemos centrados en esto, el camino se hace alegre y la jornada corta. Durante este tiempo de preparación construimos nuestro propio camino, de nosotros depende como lleguemos al final de la Cuaresma convertidos y reconciliados.
Aprovechemos los días de Cuaresma que nos quedan para caminar más cerca de Jesús, sacar tiempo para conversar con él y meditar en su pasión. Mantener despierto el espíritu de la Cuaresma en nosotros es lo que nos llevará hasta el final del camino, la celebración de la Pascua, para entonces continuar junto a Jesús nuestro camino a la santidad.
Actividad: Durante el resto de la Cuaresma medite cada día en una estación del vía crucis.